Robbie Postman y las caras del sabor.
Robbie Postman es un chef de Ámsterdam que trabaja en la cafetería J. Walter Thompson. Postman decidió dejar volar su creatividad y llevar la gastronomía a otro nivel colocando platillos en su rostro de una manera increíblemente original y estética.
Para realizar este proyecto, le pidió ayuda a su amigo, el fotógrafo Robert Harrison, y en conjunto realizaron una sesión de fotografías con diferentes alimentos: zanahoria, pepino, rábano, tinta, ventosas de pulpo, langostas, arroz, frijoles, granos de café, entre otros.
La idea surgió a partir del deseo de realizar una carta de menú fuera de lo común, para esto su idea era poner especial atención a los detalles, la preparación y composición. A su vez, pera hacerlo de manera muy íntima y personal, el plato donde acomodaron los alimentos era el mismo rostro del chef Robbie Postman.
Realizar cada una de las fotografías les llevó aproximadamente nueve horas; completar la galería, más de un año, (esto debido a que no hubo manipulación digital de ningún tipo).
El resultado es una joya pues la textura de los alimentos puede apreciarse perfectamente y los colores de cada alimento resaltan, se trata de una explosión visual de sabor.
Robbie Postman is a chef who works in The J. W. Thompson café in Amsterdam. Postman decided to use his creativity to compose stunning images and thanks to this he took into another level the idea of food by placing delicious meals onto his face in a subtle, original and aesthetic way.
To make this project he asked the help of his friend, the photographer Robert Harrison, and together they made a photoshoot with different kind of food: carrots, cucumbers, radishes, octopus, langosta, rice, beans, coffee grains en so on.
The idea came with the desire of making a very unique menú for the restaurant, to achieve this, as in cooking, he had to put special attention in the details and the preparation and composition of the images. In addition, he wanted to be part of it in a special and intimate way so he chose to make his face the dish in which the food was placed upon.
Making everyone of the photographies took them 9 hours approx; completing the gallery took them more than a year, this due to his will of not adding any digital retouching to the images.
The outcome is a marvelous work in which you can appreciate the texture and the colors of the food of each meal. It’s an authentic visual and favour explosion.